Hoy, Viernes Santo, quiero hablaros de la tradición española de la Semana Santa y también hacer una pequeña reflexión sobre lo que aconteció milenios atrás un día como hoy.
Es un día de recogimiento, al menos para mí, donde siempre rememoro la muerte de Cristo para salvar a la humanidad. Casi siempre es un día gris, lleno de lluvia y tormentas como si el cielo sufriese al recordar lo que aquel día ocurrió en lo alto del monte Calvario. Mientras los tambores y trompetas entonan saetas, vemos desfilar escenas de la Pasión donde el sufrimiento de Jesús limpió nuestros pecados. Lo vemos anclado a esa cruz y vemos el sufrimiento de todos los que lo amaban bajo sus pies, esperando lo inevitable e imagino el dolor tan grande que debieron padecer. Se me eriza la piel con escalofríos de solo pensarlo. Algo tan terrible y al mismo tiempo la muestra del amor más grande del mundo hacia la humanidad. Un amor totalmente incondicional y puro que ha de valorarse. Un sacrificio del Hijo de Dios por amor a nosotros. Creo que muchas veces no nos paramos a pensar lo que eso significa, pero deberíamos hacerlo. Y también deberíamos atender a los mensajes que nos lanzó, en especial, al único y verdadero sentido de la vida: amaos los unos a los otros.
Y es que es la máxima. Una máxima que si cumpliéramos nos haría vivir en paz, sin envidias, sin odio, sin guerras… Pero ¡cuán difícil es!
Aquí, en España, durante toda la Semana Santa, es decir, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección desfilan por las calles escenas de la Pasión de Cristo. Estas escenas consisten en esculturas que van sobre una plataforma bajo la cual se encuentran un número de hombres (costaleros) que sostienen, llevan y mecen el paso (conjunto completo de esculturas y plataforma) bien con los hombros o bien con la cabeza y los brazos.
A cada paso le acompañan una serie de Nazarenos (adultos y niños que usan cubre rostro, capa y traje) y portan velas. En ocasiones, además, acompañan al paso penitentes vestidos también de Nazarenos que, por lo general, suelen ser personas que hacen el sacrificio de cargar una cruz de madera durante toda la procesión o llevar cadenas atadas a los tobillos e ir descalzas a modo de promesa para que su petición a Cristo sea concedida.
Y también los acompañan las bandas musicales que os mostré en la anterior actualización.
Aquí, en Mérida, se realiza, además, un Vía Crucis en el Anfiteatro romano en la madrugada generalmente del Jueves Santo. La celebración comienza con un desfile procesional que traslada la imagen medieval del Cristo de la “O” desde la Concatedral de Santa María hasta el Anfiteatro Romano.
Os voy a dejar algunas fotografías para ilustraros lo que os he explicado.
Para terminar, una curiosidad gastronómica. En Semana Santa es muy común comer TORRIJAS. Es un dulce típico, un plato hecho de una rebanada de pan que es empapada en leche, almíbar o vino y, tras ser rebozada en huevo, se fríe en una sartén con aceite. Se endulza con miel, melaza o azúcar y es aromatizada con canela. En Estados Unidos son conocidas con el nombre de french toast (tostadas francesas, en inglés). Se servían popularmente en los vagones comedor de los trenes de principios y mediados del siglo XX. Santa Fe era especialmente conocida por sus tostadas francesas.
Además os adjunto un vídeo donde se explica la Semana Santa de Mérida con subtítulos en inglés. Os muestran cómo las cofradías arreglan los pasos, etcétera.
Os dejo también el vídeo de la procesión Magna del Viernes Santo de Mérida del año pasado. La introducción del vídeo muestra los lugares emblemáticos de la ciudad y luego hay una pequeña charla. En el minuto 32:45 es donde comienza a verse la procesión propiamente dicha. Espero que os guste.
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