Hoy, con motivo de que estamos en
Semana Santa, me gustaría hacer una entrada especial dedicada a la Pasión de
Cristo a través del arte, concretamente a través de grandes pintores. Siendo
Lunes Santo, y puesto que aquí en España nos gusta rememorar paso a paso cada
día los diferentes momentos de la Pasión, se me ocurrió hacerlo de esta manera.
En primer lugar, La última cena de
Leonardo Da Vinci. Ejecutada entre 1945 y 1948. El lienzo se encuentra en Milán
en el convento de Santa Maria delle Grazie. Esta obra nos muestra a Jesús el
día de la última cena juntos a sus discípulos. La tan mentada escena en la que
se nos habla de la partición del pan y el vino como el cuerpo y sangre de
Cristo derramada por todos nosotros momentos antes de que Judas Iscariote lo
vendiera a los romanos después de que Jesús le dijera “que hiciera aquello que
iba a hacer”. También recordamos el momento en el que le dice a Pedro que lo
negaría tres veces. Este cuadro, además, presentó muchas polémicas y sigue
presentándolas hoy en día tras el interés que suscitó tras el afamado libro de
Dan Brown El código Da Vinci, donde se “asegura” que quien está sentada al lado
de Cristo en la mesa es María Magdalena, su esposa y madre de su hija Sara.
Pasemos al siguiente cuadro: La
traición de Judas de Godfried Schalcken de 1665 – 1670. El lienzo se encuentra
en el Museo del Prado. En este vemos como Judas Iscariote vende a Jesús por un
puñado de monedas.
Seguido a esto, tenemos El beso de
Judas de Luca Giordano realizado después de 1655. En la escena vemos cómo Judas
abraza a Jesús e intenta besar su mejilla mientras este, que está siendo
agarrado por el brazo y por el pelo por dos soldados, trata de esquivarlo.
Así vemos El prendimiento de Cristo
de Francisco de Goya. Se trata de un boceto preparatorio en el que vemos las
figuras principales y las líneas de las luces para el posterior lienzo
destinado a la Sacristía de la Catedral de Toledo. El trabajo fue encargado por
el Cabildo en 1791 aunque Goya no lo abordó hasta 1798. Se cree que Goya hizo
varios dibujos preparatorios entre los que se encuentran este que pertenece al
Museo del Prado.
Después, tras el juicio de Herodes,
llegamos al juicio de Pilatos. Lo vemos representado en Cristo ante Pilatos de
Jacopo Comin, Tintoretto. El cuadro se encuentra en la Sala dell’ Albergo de la
Scuola Grande di San Rocco en Venecia. En este vemos a un Pilatos que no puede
ni mirar a Jesús mientras se lava las manos, y a un Jesús que mira con
resignación aceptando su futuro.
Tras ser condenado a muerte por el
pueblo, nos adentramos en el martirio que Cristo vivió. Tenemos La flagelación
de nuestro Señor Jesucristo de William-Adolphe Bouguereau. Este cuadro se
encuentra en el baptisterio de la Catedral de La Rochelle. Vemos a Jesús que
cuelga sin fuerzas, atado a la columna y sometido a su destino.
Seguido a esto, pasamos a La
Coronación de espinas de Antonio Van Dyck. (1618-1620) En esta última asistimos
a una escena en la que Cristo está siendo rodeado por varios personajes: un
soldado y un verdugo le ponen la corona, otro le proporciona la caña como cetro
y dos figuras más observan lo que ocurre desde la ventana situada en la esquina
izquierda.
En Ecce homo de Juan de Valdés Leal
vemos a Jesús coronado con espinas, sangrante, con la vara a modo de cetro en la
mano y la capa sobre los hombros después de haber sido
objeto de escarnio y de haberle azotado.
Después de esto, vemos el Cristo
abrazado a la cruz de El Greco que se encuentra en el Museo del Prado. El Greco
transformó las visiones más descarnadas del Cristo doliente, apesadumbrado por
el cansancio y el castigo físico en su ascensión por la Vía Dolorosa.
Durante su ascensión, nos encontramos
con Caída en el camino del Calvario de Giandomenico Tiepolo. Este cuadro
pintado en 1772 en Venecia forma parte de una conjunto de ocho escenas sobre la
Pasión de Cristo procedente del Convento de San Felipe Neri de Madrid. De allí,
la serie llegó, finalmente, al Museo del Prado donde se encuentra actualmente.
Vemos a Jesús en primer plano, derrumbado sobre el suelo mientras otros tres
personajes agarran la cruz para que se vuelva a levantar.
Una vez en lo alto del monte Calvario,
Cristo es crucificado y horas después, tras traspasarle el costado una lanza,
muere. Vemos Cristo crucificado de Diego Velázquez. Fechada en torno a 1630 se
cree que este lienzo fue un encargo que le hizo Jerónimo de Villanueva para el
Convento de San Plácido de Madrid. Nos muestra a un Jesucristo pálido y de
anatomía perfecta. La figura de Jesús, que aparece clavada a una cruz por
cuatro clavos, se nos presenta muerta tal y como se advierte por la presencia
de la herida sangrante de su costado a pesar de que pueda parecer que está
dormido.
Y, por último, tras la muerte de
Cristo, lo bajan de la cruz para darle sepultura. Tenemos El descendimiento de Rogier
van der Weyden, uno de los pintores flamencos más importantes. Vemos a un
Jesucristo de cuerpo pálido en el que no se observan las huellas de la
flagelación. La cruz colocada exactamente en el centro del lienzo, vemos a las
figuras que componen la escena situadas a ambos lado, a punto de derrumbarse
ante el horror de la situación. La obra fue ejecutada para la capilla de
Nuestra Señora de Extramuros de Lovaina antes de 1443. Hoy se encuentra en el
Museo del Prado.
Espero que os haya gustado este recorrido
de la Pasión a través de famosas pinturas. Aquí en las procesiones que tenemos
en España, las esculturas que representan la Pasión de Cristo siempre, o casi
siempre, van acompañadas de bandas musicales formadas por trompetas y tambores.
Os dejo un vídeo de unas cuantas de ellas para que podáis leer la entrada con
la música de fondo y conozcáis esa parte de nuestra tradición.
En especial os dejo mi favorita, esa canción
que, siempre cuando estoy viendo una procesión y suena, me emociona. Se titula
La Saeta de Joan Manuel Serrat. Espero que os guste.
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