Hoy voy a hablaros de una película que, aunque de una forma cómica, muestra una terrible realidad. Se trata de Me he hecho viral de Jorge Coira, protagonizada por Blanca Suárez, contando también en el reparto con Nicolás Furtado, Enric Auquer y Miguel Rellán entre otros. Este largometraje estrenado el pasado 11 de octubre de 2023 refleja la cruda realidad de la sociedad de hoy en día. A través del personaje protagonista que interpreta Blanca Suárez, descubrimos la deshumanización de la sociedad, la falta de empatía, el afán de protagonismo, el amor por la fama y el daño que pueden llegar a hacer las redes sociales.
La película nos cuenta la vida de Mabel (Blanca Suárez), una joven que le gusta compartir en redes sociales sus vivencias y fotografías a pesar de que casi no tiene seguidores. Durante su vuelo a Tahití para disfrutar de unas idílicas vacaciones junto a su marido Javier (Nicolás Furtado), instigada por el alcohol que bebió y porque su móvil se quedó sin batería, desbloquea inocentemente el móvil de su pareja y se encuentra de bruces con la prueba de una infidelidad. Enloquece de frustración y le pide cuentas a su marido mientras le estampa repetidamente la almohada. El resto de los pasajeros se suma a ver el espectáculo y, por supuesto, lo graba todo. Mabel termina asestando un golpe al piloto del avión, vomitándose encima por los nervios y es sacada del aeroplano por los miembros de seguridad. Todo esto queda grabado y termina colgado en las redes sociales convirtiendo a Mabel en #LaLocaDelAvión quien pasa a ser “famosa” de la noche a la mañana por “atacar” a su marido al descubrir una infidelidad. El mundo se le echa encima poniéndose la gran mayoría en contra. Otros la paran por la calle para hacerse fotos con ella considerándola un ídolo. Todo este caos provoca que la echen del trabajo por dar mala imagen. Pero su vida se complica aún más cuando recibe la llamada telefónica de la residencia de ancianos donde estaba su padre notificándole que ha muerto. Ella lo incinera sin ver el cadáver (pues su padre la abandonó cuando era una niña porque le era infiel a su madre con todas las mujeres que tenía al alcance) y en una fiesta con sus amigas donde agarra una buena melopea, termina por tirar las cenizas al wáter y orinándolas mientras sus amigas la graban. Todo esto le genera un malentendido grave cuando al ir a por las pertenencias de su padre a la residencia, descubre que está vivo y que a quien ha incinerado es el padre de un joven, Berto (Enric Auquer), que está preguntando por el difunto. Mabel, furiosa, twittea que la residencia es una panda de ineptos y esto genera una vez más un escándalo en las redes sociales donde la gente la insulta. Una cosa lleva a la otra y el escándalo provoca que la residencia la denuncie y su padre acabe viviendo con ella en su casa al igual que su hermano. Además, la persigue el hijo del difunto que quiere las cenizas de su padre y por si fuera poco, su marido Javier vuelve a casa a instalarse porque por su culpa ha perdido el trabajo (es actor) y ha interpuesto una demanda de divorcio. La vida de Mabel se complica cada vez más, enredándose en una cadena de desdichadas catástrofes que siguen poniéndola en boca de la gente en las redes sociales que la lleva a salir en programas de televisión donde se visionan sus vídeos. Hacen remixes de sus vídeos con canciones, memes, y hasta ¡videojuegos! Pero toda esta vorágine tiene algo positivo y es que por fin recupera la relación perdida con su padre e incluso con su hermano (quien intenta aún así en más de una ocasión aprovecharse de la “fama” de su hermana para obtener la suya propia). Termina perdonando a su marido (quien gana seguidores gracias a ella y termina contratado en Argentina como actor) y se enamora de Berto.
Esta comedia a golpe de situaciones disparatadas y locas que pueden llegar a sacarte una carcajada pone de manifiesto un tema muy actual que está llegando a ser grave y preocupante: las redes sociales y su poder. Es cierto que las situaciones son cómicas, pero realmente para mí es más un drama que raya lo irritante por la crudeza. Es tan real todo lo que se muestra en la película que solo puedo sentir pena por la protagonista y rabia por la deshumanización que la rodea. Hace unos días leí una noticia sobre algo grave acontecido en un casino. Resulta que un hombre sufrió un infarto y cayó al suelo; su acompañante gritando. ¿Qué pasó? Que la gente formó un círculo alrededor como si fuera una actuación de teatro y empezó a grabar la escena en vez de pedir ayuda o socorrer. Me resultó irritante y frustrante. ¿Hasta qué punto el hecho de sentirnos paparazzi con un móvil en la mano y el poder de grabar algo y subirlo a las redes sociales para hacernos virales nos ha poseído? El amor a la fama y a ser el primero en retransmitir algo que sucede es terrorífico y abrumador. Y así de sincero se muestra este tema en la película, tal y como si el argumento hubiera sido sacado de una noticia similar.
Este largometraje nos hace reflexionar sobre la falta de empatía y, en ocasiones también sobre la falta de humanidad. Hace hincapié en el daño que puede llegar a hacer la gente a través de las redes sociales; del acoso que se puede padecer a través de estas. Nos habla de la falta de respeto a la intimidad -pues no se puede estar en un lugar cualquiera sin que alguien pueda entrometerse en tu intimidad e incluso grabarte (cosa que no debería estar permitida)- lo que provoca el hecho de que uno no pueda sentirse libre para manifestarse tal y como es sin correr el riesgo de ser calumniado o acosado.
Acentúa que parece haber cierta tendencia a juzgar a los demás por sus actos o palabras y, en ocasiones, hay cierto morbo en ello. Parece mucho más importante la vida de los demás que la de uno mismo.
Aquí os dejo con esta reflexión que espero que cale en vuestros corazones. Comparto el tráiler de la película:
¡FELIZ VIERNES!
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