¡Buenas tardes, lectores! Hoy quiero
hablaros sobre una película de 1997 que tuve la suerte de poder ver en estos
días de octubre. Still Breathing (Unidos por el destino) de James
Ford Robinson, protagonizada por Brendan Fraser y Joanna Going.
Este largometraje es diferente a
otros a los que estéis acostumbrados a ver. Su narrativa es poética y pausada,
se detiene en los detalles (y en la belleza de esos detalles). A algunas
personas podrían resultarles innecesarios o lentos si no comprenden el
significado que quiere expresar el autor a través de ellos. Debéis tener en
cuenta que siempre las cosas se hacen de una manera por algo, y dejaros
sorprender hasta saber adónde os lleva. En este caso, se quiere expresar la
idea del amor verdadero, de la belleza de las cosas. Y, como
todas las cosas buenas de este mundo, se fraguan a fuego lento. Es de la
única forma en la que podemos apreciar realmente la belleza de un sentimiento,
de un instante, una mirada, una canción, un lugar… etcétera. Es así, como se
muestra a través de escenas como: el reflejo de obras de arte sobre la piel, la
creación de una obra de arte con deleite en la palma de una mano, observar cómo
se reflejan las luces y sombras en un brazo, observar el rostro del ser amado
mientras duerme, observar el cielo cubierto por un manto de árboles desde el
suelo… etcétera. Escenas, por cierto, llenas de belleza. 
En esta película nos encontramos con
un Fraser emergente, metido de lleno en un personaje complejo y
excéntrico, Fletcher. Es un joven titiritero y artista de San Antonio
(Texas) que, como todos los hombres de su familia, sueña y tiene visiones con
la mujer que será el futuro amor de su vida. Como la tradición familiar manda
—debido a este singular don—, una vez padecido esas visiones, debe emprender la
búsqueda para encontrarla. Las únicas pistas que tiene son que se trata de una
mujer morena y la palabra “Formosa”. Cuando, por fin, descubre que se trata de
un bar de Los Ángeles, viaja hasta allí para encontrarse con ella. 
Esa mujer a la que está vinculado a
través de esos sueños y visiones es Rosalyn (Going), una mujer
ambiciosa que estafa hombres. Una mujer perdida en un mundo de desilusiones y
cinismo. En el fondo, aunque trata de resistirse, sueña con encontrar al hombre
de su vida —al amor verdadero—, pero las malas experiencias la han convertido
en una incrédula. Ella también está vinculada a Fletcher a través de los
sueños y cuando lo conoce, en su interior algo le dice que se trata de la misma
persona, pero se resiste a creerlo e intenta jugar al mismo juego de estafa al
que está acostumbrada. 
Fletcher trata de conquistarla a fuego
lento, cosa que la desconcierta. Descubre en él a un artista que comparte
sus inquietudes por la belleza del arte; a un hombre sensible, romántico y
excéntrico —algo totalmente alejado y diferente a todo lo que había conocido
anteriormente. Es un hombre decidido que sabe lo que quiere y cuándo lo quiere.
Cuando Rosalyn se percata de
que es el chico con el que soñaba y que él se comporta igual que el chico del
sueño, comienza a sentir miedo. Más aún cuando Fletcher le confiesa que
llevaba un tiempo soñando con ella y teniendo visiones; y le demuestra que es
cierto al contarle algo que vio que realmente le ocurrió. En ese momento, y
tras descubrir que no es un hombre millonario que pueda satisfacer su ambición,
decide dejarlo y huir de esa sensación que empieza a anidar en su pecho: el
amor. 
¿Conseguirá el amor triunfar
por encima de todo? ¿Rosalyn terminará aceptando su destino y yendo a
buscar a Fletcher? Lo dejo en el aire para no desvelaros el final del
largometraje. 
Os recomiendo que descubráis esta
película por vosotros mismos si tenéis la ocasión ahora que está disponible en
algunas plataformas visuales digitales. 
Cabe reseñar también la actuación de Fraser,
quien consigue dar vida a un personaje complejo al que, en muchas ocasiones,
hay que leerle los gestos para saber qué le está ocurriendo o qué está
sintiendo. Consigue mostrar a un hombre que, a pesar de su cándida inocencia, sabe
muy bien lo que quiere y no se deja gobernar. Es más, consigue lo que se
propone. Crea un personaje, como veis, lleno de matices y deslumbra con ese
toque misterioso que el actor le da. Una gran interpretación que dejaba ver lo
lejos que iba a llegar su carrera. 
Por otro lado, me llamó mucho la
atención la forma de vincular a los protagonistas mediante sueños y visiones,
como declarando que el destino es inevitable. Me recordó a la forma en la que
yo misma vinculé a Alison y Daniel (los protagonistas de mi novela de la trilogía de los enigmas) a través de
sueños y visiones también, aunque es diferente porque esos hacían referencia a
recuerdos de una vida anterior. Esto lo menciono como dato curioso e impresión
personal como autora. 
Espero que os guste la película si
conseguís verla. ¡Que tengáis una feliz semana!
Para
cualquier duda o consulta:
contactonuriaelisabeth@gmail.com





 















