lunes, 17 de junio de 2024

EL TEATRO: UN ARTE MÁGICO


Hoy quiero hacer una reflexión sobre el teatro. El otro día, viendo un programa de televisión donde estaban entrevistando a una famosa actriz, Victoria Abril, me quedé reflexionando sobre lo que comentó sobre el cine y la Inteligencia Artificial que tantos dolores de cabeza nos están dando últimamente en todas las área creativas. La actriz comentó que ella ya no quería saber nada del cine porque le gustaba la autenticidad y el trabajo inteligente y creativo de las personas. Mencionó que ya había muchos guiones creados con Inteligencia Artificial y muchas series creadas con la misma herramienta copiando y pegando como si estuvieran hechas en serie. Abogaba por el trabajo de los guionistas y de los actores que se dejaban la piel en el set. Por eso, afirmó que a partir de ahora solo iba a dedicarse a hacer teatro donde la autenticidad nunca falta y donde el público y los actores se retroalimentan. De hecho, este verano participa en una de las obras clásicas de teatro de aquí del Festival de Teatro Clásico de Mérida. 

Sus palabras me dejaron pensativa y es que tiene mucha razón en lo que dice. Yo amo el cine, pero sinceramente tampoco abogaría por una “farsa” donde no trabajen actores y no haya un guionista tras una buena historia. Ya hablé de esto en su momento cuando mencioné el tema de la Inteligencia Artificial. Lo que no sabía es que día a día la herramienta va ganando terreno en todos los aspectos y me resulta irritante, indignante y abrumador. Es como una especie de “Fin del Mundo” creativo; una amenaza para todos aquellos que hacen de la creación su modo de vida. Me llena de rabia pensar que una máquina pueda terminar con las expresiones de arte más bellas como son la música, el cine, la literatura… ¡hasta la pintura y los diseños gráficos! Las cifras del paro serían aterradoras…

Ojalá, en el mundo del cine, (y me refiero a este porque es el que tocó la actriz en concreto) aparezcan productores y directores que desafíen la nueva tendencia y sigan apostando únicamente por el trabajo humano de los guionistas y actores. Apoyaré ese tipo de cine SIEMPRE. 

Ahora, volviendo al tema del que quería hablar a colación de todo esto, el TEATRO es para mí algo mágico. Es como poder ver una película mientras se rueda, pero sin cortes, sin cámaras, solo los actores moviéndose por el escenario en vivo y en directo. Se crea un ambiente único en el que te sumerges de la mano de ellos en una historia que vives como algo real que está sucediendo en ese momento. Según el talento de cada actor, puedes reír, conmoverte, llorar, angustiarte, etcétera. Puedes disfrutar de su presencia y de verlos actuar frente a ti. Además, si tienes un poco de suerte y estás entre las primeras filas puedes incluso apreciar todos los gestos de la cara, algo genial por cierto. Como decía la actriz Abril, el teatro es un intercambio de energías donde actores y espectadores se retroalimentan. Es muy emocionante que cuando acaba la obra, puedas agradecer a los actores su actuación y ovacionarlos. Siempre me emociono cuando aplaudo junto al resto de espectadores durante minutos mientras observo las caras de felicidad de los actores. Es gratificante. A veces, incluso, tienes la oportunidad de poder acercarte a ellos a la salida para darles un saludo y darles un breve elogio por la obra. 

Como dije en alguna ocasión, me encanta asistir a obras de teatro desde pequeña. Recuerdo haber ido en Madrid con mis padres a unas cuantas representaciones teatrales. De hecho, aún conservo bastantes folletos y entradas como recuerdo. He hecho una foto a algunos que tenía más a mano para que os hagáis una idea e ilustrar este post. He asistido a obras clásicas como Don Gil de las calzas verdes de Tirso de Molina, a teatro del absurdo como Eloísa está debajo de un almendro de Jardiel Poncela, a obras más modernas como La cena de los idiotas de Francis Veber, a adaptaciones teatrales basadas en novelas y películas como La tienda de la esquina de Evelyne Fallot y Jean-Jacques Zilbermann, monólogos como Lo mejor de Antonia San Juan de la actriz Antonia San Juan, y obras y adaptaciones clásicas griegas y romanas en el Festival de Teatro Clásico de Mérida como por ejemplo El Eunuco de Terencio. 

El teatro nunca debe desaparecer y me siento orgullosa de que mi ciudad, Mérida, abogue por ello y que cada verano realice representaciones teatrales en el Teatro Romano. Además, agradezco y me conmueve que los actores, muchos de ellos muy reconocidos y admirados, definan el hecho de participar actuando en el festival como algo único, mágico y maravilloso. 

Dicho esto, ¡¡viva la creatividad y la cultura!! Les deseo larga vida a ambas. Y, espero que vosotros también aboguéis por ellas. 

¡FELIZ LUNES!





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