Hoy estoy reflexiva y voy a hablaros sobre la vida. La vida (la existencia), ese tema tan manido que ha ocupado los pensamientos de todo ser humano a lo largo de milenios desde que el mundo existe. ¿Qué es la vida y cómo podríamos definirla?
Algunos podrían definirla como el tiempo de vida que tiene un ser vivo aquí en la Tierra. Tan simple como eso. Y, en cierta parte, así es, pero creo que el concepto podría ser mucho más extenso y abarcar una infinidad de temas.
La vida es aquello que nos dota de luz, de movimiento, de existencia. La que hace posible que podamos tener un tiempo aquí en la Tierra. La vida no se entiende sin la muerte, es su opuesto, su principio y su final. No puede existir la luz sin la oscuridad, al igual que no puede existir el bien sin el mal. Pero la vida sigue siendo aún mucho más que todo esto. A veces, parece una ruleta rusa o una montaña rusa. Si fuera una carta de tarot probablemente sería la de La Rueda de la Fortuna porque en realidad la vida está ligada al destino. Casi diría que son prácticamente indivisibles aunque los tengamos por conceptos diferenciados. La vida nos empuja y nos pone al límite; nos plantea diferentes caminos a escoger; nos enseña a sobrevivir, a aprender a luchar contra todo obstáculo; a vencer enfermedades; a desafiar nuestros límites en todas las vertientes; nos empuja a pulirnos cual diamantes, nos asesta duros golpes; nos da la felicidad y también nos la arrebata … etcétera. Y es que la vida es una lección a aprender.
La vida puede darte todo sumida en una racha de suertes opuestas donde pareces estar subido en una montaña rusa llena de altibajos de rachas buenas y felices; y de rachas malas y desesperantes. Nunca sabes cuándo va a detenerse, ni cuándo será la última vuelta. Está llena de incertidumbre para bien o para mal. Solo podemos agarrarnos fuerte al vagón del tren y dejarnos llevar al tiempo que tratamos de aprender lecciones que una vez superadas nos darán una infinita alegría y recompensa. Y hay quién porfiará y dirá que no está dispuesto a aceptar que somos “títeres” en manos de la vida o el destino. Y no digo que así sea, existe el libre albedrío, pero sí que pienso que hay ciertos caminos marcados y ciertas lecciones que tenemos que aprender sí o sí y que la vida o destino se encargarán de que así sea. De ahí las frases: “tiempo al tiempo”, “todo en la vida llega”, “el tiempo pone todo en su lugar”.
Durante nuestro intenso periodo de vida, estamos en una continua lucha interna con nosotros mismos. Batallamos para sacar lo mejor de nosotros, superar nuestros miedos, pulir nuestros defectos y ser felices. Luchamos por encontrar nuestro sitio en la Tierra; nuestra misión. Y es la vida quien se encarga de ponernos situaciones que nos vayan ayudando a ese crecimiento personal que hemos venido a buscar; nos pone a personas que pueden ayudarnos en nuestras metas y lecciones; y también a personas que tienen por misión todo lo contrario, es decir, entorpecer nuestro camino y, en ocasiones incluso hasta hacernos ver una peor versión de nosotros mismos.
La vida no es un camino de rosas y vivir no es fácil, pero como decía el gran Calderón de la Barca: “la vida es sueño y los sueños, sueños son”.
La vida es una experiencia excitante y aunque esté llena de malos momentos, los buenos hacen que vivir merezca la pena.
¡Feliz Viernes a todos!
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