viernes, 20 de septiembre de 2024

¿QUÉ ES LA VIDA? UNA CONTINUA DEMOSTRACIÓN DE AMOR




Hoy vengo a reflexionar sobre la vida. Sé que he tocado este tema en más de una ocasión, pero ¿no es acaso la vida en sí misma lo que más ocupa nuestra mente día a día?, ¿la que nos plantea miles de interrogantes desde el primer momento de existencia humana? Todo viene a colación de una serie que están retransmitiendo en televisión todos los días laborales de la semana, que me ha hecho pensar en la profundidad de la vida, aparte de la vida misma. 

Para mí, la vida es una constante manifestación de amor, es decir, de amor hacia uno mismo (sanamente, no egoístamente. Me refiero a la aceptación de uno mismo tal y como es con sus virtudes y sus defectos. Algo esencial para poder amar a los demás correctamente), y de amor hacia los demás. La vida es un camino plagado de obstáculos, contratiempos y dificultades; de duros golpes que enseñan grandes lecciones, pero también es felicidad plena cuando amamos incondicionalmente. Disfrutar de los pequeños detalles, los pequeños gestos y los buenos momentos eso es la vida y también la felicidad. 

El amor es continuo sacrificio, pero este es recompensado con la alegría y paz interior; cuando logras hacer feliz a los demás o verlos ser felices. Alegrarse del bien ajeno hoy en día es una virtud, pero debería de ser una máxima. El mundo funcionaría mucho mejor así. 

No huir en los malos momentos y estar al pie del cañón hasta el final es algo difícil de hacer, pero no imposible. Aún así, muchos no lo hacen bien por cobardía o comodidad, o bien por egoísmo. Estar con los demás solo en los buenos momentos es muy fácil, pero ¿y en los malos?, ¿y en la enfermedad?

Mucha gente huye de estar con enfermos o de cuidarlos y no se dan cuenta de que eso es el mayor acto de amor que hay. Me parece muy triste que una persona tenga que pasar por una enfermedad sola o morir sola. Si lo pensáis, cuando nacemos estamos rodeados de gente, incluso en el mismo momento del nacimiento. ¿No debería de ser igual en el momento de la muerte? ¿No es acaso un trance mucho más duro y más difícil? ¿Da miedo? Sí. ¿Asusta? Sí. Pero ¿no es acaso inevitable estar junto a una persona durante ese trance cuando la amas sinceramente? (y no hablo solo de amor de pareja).


Pues esta reflexión ha venido a colación de una preciosa historia que ocurre dentro de la serie de la que os he hablado, titulada Sueños de libertad. Un matrimonio formado por una mujer, Marta, (que ama verdaderamente a su marido, pero que cuyo amor de su vida es una mujer porque ella es lesbiana) y, Jaime, (quien amó a su mujer durante toda su vida) son un ejemplo claro de lo que es el amor puro e incondicional. Jaime al enterarse de que su mujer amaba a otra mujer, a pesar de estar viviendo en la época de 1954, termina aceptando la situación y ayudando a Marta para que pueda mantener su relación con la otra mujer en secreto. Jaime desea la felicidad de Marta por encima de todo, incluso aunque haya descubierto la verdad después de muchos años de matrimonio. Ambos deciden dar libertad el uno al otro para que secretamente puedan ser felices ambos con otras personas (aunque sea en secreto). Jaime protege a su mujer para que nadie descubra su condición sexual porque si alguien lo hiciera podrían maltratarla o incluso llevarla a la cárcel por delito (en aquella época el amor entre homosexuales era duramente castigado y por ello se sentían obligados a llevar una doble vida). El problema viene cuando Jaime enferma de un cáncer en el cerebro. Él trata de ocultarlo casi hasta el último momento para no truncar la felicidad de Marta, quien al descubrirlo, le promete estar con él hasta el último minuto de aliento y cuidarlo, a pesar de que la enfermedad es terriblemente dura. En los últimos días de vida, Jaime se queda ciego a causa de la presión que ejerce el tumor en el nervio óptico y Marta se convierte en su lazarillo. Se deshace en gestos de cariño, cuidándolo con delicadeza, tratando de distraerlo y animarle en sus últimos momentos, ayudándolo a afrontar la muerte con entereza y el menos miedo posible. Finalmente, la escena final de la historia es terriblemente conmovedora. Ambos, en la terraza de la casa, disfrutando de la brisa y el sol en el rostro, sentados tomados de la mano. Marta le da la sorpresa de haber vuelto a escribir el cuento que le regaló cuando se casaron. Él, emocionado, le pide que por favor se lo lea. Mientras ella lo hace, conmovida y triste a la vez porque sabe que es una despedida, su marido Jaime muere en paz escuchando la historia de nuevo. Ella, después, se ha echado sobre su hombro.

Ha sido un momento muy emotivo, que ha hecho brotar las lágrimas en mí. Una escena, que por cierto, me ha recordado un poco a la escena final de La ballena cuando Charlie muere al tiempo que su hija Ellie le lee la redacción que tanto adoraba él. 








Dicho esto, es precioso ver historias así, sobre todo, porque si existen es también porque hay gente que siente de esa forma y que es capaz de escribirlo y plasmarlo de una manera tan dulce para que llegue a la gente el mensaje de que el amor verdadero es libertad, es pureza. La relación de Jaime y Marta estaba cargada de ternura, y aunque no eran un matrimonio al uso, han demostrado lo que es amar incondicionalmente.  


Ayudar a tus seres queridos cuando más lo necesitan también es una forma de amar. Si no nos tendemos la mano entre nosotros ¿quién lo hará? 

Para terminar, quiero transmitiros un mensaje de aliento a todos aquellos que podáis estar pasando por un mal momento, sea de la índole que sea. Luchad con uñas y dientes, buscad vuestra fuerza interior (aunque no la veáis está dentro de vosotros, brillando), tened fe pues todos los malos trances en esta vida terminan desvaneciéndose tarde o temprano, solo es cuestión de paciencia. Siempre hay luz al final por muy oscuro que sea el pozo en el que estéis sumidos, siempre hay una puerta (por muy pequeña que sea) y siempre habrá alguien que os tienda una mano amiga en el peor momento. Solo estad atentos a las señales y a vuestro alrededor. Todo pasa. Lo único que no tiene solución es la muerte. ¡Ánimo! 

Y como bien dice Brendan Fraser: «Si estás en un mar oscuro y tienes la fuerza de ponerte en pie e ir hacia la luz, te sucederán cosas buenas».


¡FELIZ VIERNES!


Para cualquier duda o consulta: 

contactonuriaelisabeth@gmail.com


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