sábado, 14 de marzo de 2020

REFLEXIÓN EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Hoy, aunque la tormenta no haya pasado, ha salido el sol para alumbrarnos, para infundirnos valor. Nos toca pasar una temporada difícil en la que, tal vez, el Universo ha querido detener el tiempo; dejarlo en pausa. Quizá tenga sus motivos, quizá su único deseo sea hacernos reflexionar y volver a colocar las cosas en su sitio.

De repente, todo se paraliza como si el mundo formara parte de una película en la que alguien cogió el mando de la televisión y la pausó. Esto conlleva a que la contaminación, que estaba llegando a límites alarmantes, empiece a disminuir y de esta forma se va limpiando el aire que respiramos.
El tiempo, infravalorado, reclama su lugar. ¿Cuántos no dejamos un espacio para estar con los nuestros, para reflexionar sobre nosotros mismos, para descansar y relajarnos? Estamos siempre en busca de algo que nos ocupa todas las horas del día; centrados en nuestros trabajos o en nuestras ambiciones. Tal vez, nos hayamos olvidado de lo que significa tener tiempo libre, sin agendas, sin objetivos impuestos o marcados. ¿Nos exigimos demasiado?

Ahora es el momento para sentarse a reflexionar, quizá el Universo nos está pidiendo que lo hagamos. Es posible que llevara mucho tiempo pidiéndolo a gritos, pero no lo escuchábamos. Intentemos sacar “algo positivo” de todo esto. Pensemos en cómo está mundo, en qué está pasando, dediquemos tiempo a nuestras familias y a nosotros mismos. Recemos porque todo esto acabe pronto y por todas las personas que nos están abandonando y a las que esta maldita pandemia está arrebatando la vida.

Ahora es tiempo de valorar pequeñas cosas que quizá estaban quedando en el olvido o estaban dejando de tener una importancia que realmente tienen: el contacto, las demostraciones de cariño, un abrazo, una caricia. Este virus nos obliga a vivir en la distancia y la frialdad.

También nos obliga a permanecer en casa junto a nuestros seres queridos y darnos cuenta de la importancia que tienen. Muchas veces pensamos que podemos postergar las reuniones con nuestros familiares o las muestras de afecto; una conversación y no le damos el lugar que les corresponde porque llevamos por bandera el lema “no pasa nada, si ahora no tengo tiempo ya será en otra ocasión” y seguimos centrados en nuestras cosas. Ahora, las familias están obligadas a reunirse, a permanecer juntas, sin salir. Los padres y las madres tienen que volver a crear ese núcleo familiar en el que sentirnos bien, tienen que ayudar a sus hijos a llevar los estudios desde casa e incluso compaginarlo con sus respectivos trabajos también desde casa. Aprovechad para estar juntos como cuando antiguamente se reunían alrededor de la chimenea y gastaban el tiempo en largas conversaciones, en reflexiones, en juegos. Reíros juntos que hace mucho bien. Démonos cuenta de lo que tenemos y prioricémoslo. Hay muchas actividades que hacer que habíamos olvidado que existían. Démosles este tiempo.

Y una última reflexión, quizá la que más nos grita el Universo: ayudar y querer al prójimo como a uno mismo. Recordemos que está en nuestra responsabilidad parar la expansión de esta pandemia, que si nosotros nos cuidamos de no contagiarnos estaremos evitando que otras personas se contagien. De nuestra responsabilidad dependen los demás y nosotros dependemos a su vez de la de los demás. Nos obliga a darnos cuentas de que todos (el mundo entero) pertenecemos a un único grupo y que si no velamos porque funcione bien, las consecuencias serán para todos. Juntos lograremos salir de esta.

                                                   ¡ÁNIMO! 




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