¡Hola a tod@s! Espero que estéis teniendo
una feliz entrada de fiestas navideñas, ¡ya solo quedan cuatro días para
Navidad!
En primer lugar, siento no haber pasado
por aquí en todo este tiempo. El curso de guion está requiriendo todo mi
tiempo y apenas me alcanza para hacer otras actividades; está siendo muy intenso.
Como podría decirse: “el Cine te devora”.
Quería compartir con vosotros mis
inquietudes de cara al Nuevo Año que está por venir, el cual espero que sea muy
fructífero. Sé que en otros países como Estados Unidos, por ejemplo, sois dados
a elaborar una lista de propósitos. Aquí en España no se usa mucho, aunque cada
vez más se fusionan las culturas y los hábitos. La diversidad prima. Nosotros
somos más de pensar en deseos o sueños que queremos que se hagan realidad, que,
al fin y al cabo, viene a ser prácticamente lo mismo. Pero no debemos
olvidarnos de los propósitos de enmienda.
Personalmente, en el terreno
profesional, se me ha abierto un amplio abanico de posibilidades que no había
llegado a valorar hasta que entré en este curso. Mi profesor es director de
cine y me está aportando una visión del cine que intuía, pero desconocía.
Ahondar en todos los recovecos está siendo enriquecedor y emocionante, y, sin
duda, quiero aprender más, mucho más. Él también da cursos de producción
cinematográfica y sinceramente me estoy planteando seguir ampliando mis
estudios en esa dirección aparte de seguir ahondando en creación de series y,
tal vez, ¡quién sabe!, lo mismo también en dirección de cine. Como veis me ha
picado el gusanillo del Cine que estaba dentro de mí, pero no había salido a la
luz. Hay tantos campos, tantas vertientes… y todas son apasionantes: desde la
preproducción hasta la postproducción.
Además, ahora mi ciudad se ha
convertido en la cuna del Cine también gracias al alcalde. Se están celebrando
festivales de Cortometraje e incluso festivales de Cine Inédito. Ya os hablaré
detenidamente de estas actividades.
Lo que sí me encantaría también sería
estudiar creación de teatro. Ya sabéis que desde pequeña me fascina el
teatro. Siempre quise aprender a escribir una obra de teatro. Sería todo un
sueño ver una obra mía representada en el Teatro Romano de Mérida y en
cualquier teatro de España o del mundo. De hecho, lo tenía mirado, pero creo
que no va a poder ser posible, al menos, de momento. La dramaturgia tendrá que
esperar.
Y, por último, quiero escribir la
novela que traía entre manos antes de que empezara mi andadura en el mundo
audiovisual. Espero poder publicarla y saciar vuestra demanda y vuestras ganas
de saber más sobre los personajes de la trilogía de los Enigmas.
A colación de esto último, quiero
hablaros un poco de los personajes de la trilogía, de vuestras opiniones y
contestaros de alguna manera a vuestra curiosidad por ellos.
Muchos de vosotros habéis dicho en
más de una ocasión que Daniel O’Neida os gusta, pero que en El enigma del laberinto
perdido (The Enigma of the Lost Labyrinth) os pone nerviosos. Algunos
habéis señalado que es muy lento para tomar decisiones incluso estando seguro
de lo que siente. En más de una ocasión, me habéis dicho: “pero ¿cuándo va a
besar a Alison? La besará en algún momento, ¿no?”
Os puedo decir que Daniel,
como ya sabéis, es todo un caballero, una persona contenida que se
piensa las cosas dos veces antes de actuar. Como ya sabéis tiene miedo a perder
el control y a la muerte, pero sobre todo a la muerte de un ser querido. Es
justo eso lo que lo frena, lo que hace que no se deje llevar por lo que siente
tan fácilmente. Es tímido, aunque en confianza se vuelve más abierto e incluso
guasón. Al menos, Alison saca esa faceta de él (esto provoca momentos muy
divertidos en la trama) como bien sabéis. De hecho, Daniel tiene un
sentido del humor distinto, peculiar que Alison sí entiende. Daniel es
un hombre especial, singular, pero ante todo es bondadoso y compasivo. Una mala
acción no sería propia de él, tienen que ponerlo al límite para que se vea
forzado a actuar de una forma impulsiva. En el resto de los libros descubrís
una serie de características que estaban “ocultas” en el primer libro y eso
creo que lo enriquece.
Dicho esto, creo haber contestado de
alguna manera a por qué Daniel actúa como actúa.
Por otro lado, muchos me habéis
hablado de Dill, el personaje entrañable que os cautivó en el primer
libro de la trilogía y del que queríais saber más y más. Algunos dijisteis que
os hubiera gustado que en el primer libro hubiera tenido más participación,
pero si no fue así es porque tenía un papel muy concreto y muy importante en la
trama (como ya sabéis quienes lo habéis leído) y es que pertenece a una trama
secundaria que permitía a los protagonistas conocer parte del secreto que
estaba a punto de revelárseles. Era necesaria su presencia para que esto
pudiera ser posible.
Tras esta demanda, Dill se suma
a la trama principal en el resto de los libros de la trilogía. Y, es que es
verdad, es un personaje entrañable e intrigante.
Esto suele ser lo más recurrente que
me ha llegado, por eso me he centrado en hablar de ellos. Obviamente podría
hablar de muchas más cosas, pero este post terminaría siendo inmenso.
Dicho esto, espero encontrar un
ratito para pasarme por aquí el lunes para desearos unas felices fiestas y una
Feliz Navidad.
Os dejo con la canción 'Cine, Cine' de Luis Eduardo Aute en 1984 y relanzada por Poncho K en 2003 es una oda al cine y su capacidad para reflejar y distorsionar la realidad. Desde el inicio, la letra hace referencia a 'Los cuatrocientos golpes' de François Truffaut, una película emblemática de la Nouvelle Vague francesa. El estribillo 'Cine, cine, cine, más cine por favor, que todo en la vida es cine y los sueños, cine son' encapsula la idea de que la vida y el cine están intrínsecamente entrelazados.
Para
cualquier duda o consulta:
contactonuriaelisabeth@gmail.com
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