viernes, 5 de septiembre de 2025

EL MISTERIOSO MUNDO DE LOS SUEÑOS

 


¡Buenas tardes, lectores! Hoy quiero hablaros de un tema que ha inquietado a la humanidad desde su existencia: los sueños. Esa memoria que se crea de momentos “vividos” en un plano de existencia al que transitamos cuando dormimos.

La ciencia ha estudiado esto y la actividad cerebral, en concreto la neurociencia. En 1929, el neurólogo Hans Berger introdujo el uso del electroencefalograma (EEG), lo que permitió estudiar la actividad cerebral durante el sueño.

En 1953, los investigadores Aserinsky y Kleitman descubrieron la fase REM (Rapid Eye Movement), asociada con los sueños más vívidos.

En 1957, Dement y Kleitman confirmaron que los movimientos oculares rápidos coinciden con la aparición de sueños.

Desde entonces, la neurociencia ha avanzado muchísimo, estudiando cómo los sueños se relacionan con la memoria, las emociones y el aprendizaje.

 

Lo cierto es que ya en la Antigüedad clásica, filósofos como Aristóteles, Heráclito y Artemidoro de Daldis ya reflexionaban sobre los sueños hace más de 2.000 años. Los veían como mensajes divinos, símbolos del alma o señales del cuerpo.

Asimismo ocurría en el Antiguo Egipto quienes tomaban los sueños como el mundo en el que tenían comunicación con los dioses que guiaban sus vidas o les prevenían contra posibles desastres o desgracias.

Fue ya durante los siglos XVIII–XIX cuando se empezó a buscar explicaciones fisiológicas. Por ejemplo, se pensaba que el sueño era causado por la fatiga o por cambios en la temperatura corporal.

 

Por otro lado, tenemos explicaciones metafísicas, describiendo los sueños como una dimensión adonde van las almas a descansar del cuerpo y para regresar al mundo al que pertenecen y donde buscan el consejo y guía de otras almas, guías espirituales, maestros, familiares fallecidos, etcétera para aplicarlos a la vida terrenal.

Además, algunos sueños se conciben como recuerdos de vidas pasadas tomados como una de las pruebas de la existencia de la reencarnación.

En este terreno se encuentran muchas explicaciones que resultan atrayentes al tiempo que abrumadoras. Además, si investigas un poco, descubrirás la infinidad de variaciones de sueños que existen y que la gente asegura haber vivido.

Un tipo de sueño inquietante es el conocido viaje astral, aunque hoy en día hay quien lo provoca y practica de forma consciente. Como supongo que una gran mayoría sabréis, un viaje astral, también conocido como experiencia extracorpórea, es una vivencia en la que se dice que la conciencia o el alma se separa del cuerpo físico para explorar lo que se llama el plano astral, una especie de dimensión paralela o espiritual. Algunas personas afirman tener la sensación de flotar fuera del cuerpo e incluso de verse a uno mismo desde fuera, como si estuvieras observando tu cuerpo dormido. Otros hablan de verse “volando” por el cielo sobre lugares preciosos, cargados de naturaleza llena de colores vivos, o de sobrevolar ciudades, rascacielos... Una sensación parecida a la de ser un pájaro surcando la inmensidad del cielo.

También se habla de la comunicación entre almas que mantienen una relación en el mundo terrenal. Es decir, que, a veces, nos comunicamos con las personas con las que tenemos un vínculo o nos relacionamos en nuestra vida diaria. Algunas personas afirman que un alma puede llegar a comunicar un sentimiento, una pena o un problema que no es capaz de expresar en la vida terrenal, pero que sí lo hace en el mundo onírico; y que esa conexión realmente se está dando entre esas dos personas de manera “inconsciente”.

También existe la relación con otras almas desconocidas, al menos en la vida terrenal. Hay personas que afirman haber soñado con alguien que no conocían, haberse relacionado y años después haberse encontrado con esa persona en el mundo real y reconocerla.

 

Existe también la relación y comunicación con seres queridos o familiares fallecidos. Todos tenemos la capacidad de ver a nuestros familiares en sueños, quienes en cierta forma alivian nuestro duelo. Pero algunos incluso afirman haber desarrollado la mediumnidad onírica. Capacidad que otorga la posibilidad de comunicarse verdaderamente con fallecidos u otros seres de luz en sueños y recibir mensajes de ellos.

 

En ocasiones, hay personas que experimentan vivencias que nunca llegaron a experimentar en la vida real, (cosa que suele atribuirse a recuerdos de vidas pasadas) como: tener un accidente de autobús o de coche, volar en avión, recibir un disparo o navajazo, visitar una ciudad que nunca visitó en la vida real, oler un perfume, sentir el tacto de una mano, comer algo que nunca comió en la vida real y ni conoce, etcétera.

La ciencia explica que en los sueños no es posible que ocurran este tipo de cosas. Es más, es raro que se puedan tener percepciones físicas. Es entonces cuando uno se pregunta, ¿y entonces cómo es posible que haya gente que sí pueda? Todo un misterio… ¿Son realmente sueños?, ¿son recuerdos?, ¿son vivencias en otro plano de existencia?

 

Nadie puede responder con exactitud a esas preguntas. Igual que tampoco pueden justificarse la existencia de los sueños premonitorios en los que el durmiente ve una situación o vivencia que termina ocurriendo en el mundo real tarde o temprano. O tal como ha pasado a lo largo de la historia con las profecías. Catástrofes, desastres y terribles acontecimientos visionados en sueños que han terminado cumpliéndose en el mundo real en algún momento de la historia.

 

Cada uno es libre de pensar y creer lo que quiera; para eso está el saber. Este tema es tan misterioso y controvertido que yo utilicé algunas variantes en mis novelas de la trilogía de los enigmas. Quienes las hayáis leído sabéis a qué me estoy refiriendo. Para los que no, os haré una breve referencia.

En El enigma del laberinto perdido (The Enigma of the Lost Labyrinth), utilicé los sueños como recuerdos de vidas pasadas no solo para que el lector pudiera tener otra fuente de datos de la historia y hacerse una idea de cuál era el tema oculto de la trama, sino también para poder explicar la teoría de la reencarnación y cuales eran sus posibles manifestaciones como más adelante se revela en el libro. Es así como Alison y Daniel tenían un extraño y fuerte vínculo en el mundo onírico sin ni siquiera saberlo ni ser conscientes de ello, pero que, sin duda alguna, extrapolaban al mundo real.

En Legados del Más Allá sigue la misma tónica, al igual que en El cuaderno de Naunet aunque en esta última entrega introduzco dos nuevas variantes.

La primera de ellas hace referencia a la mediumnidad onírica. Ya sabéis que Alison es una mujer especial que tiene dones espirituales. En esta entrega, despierta su capacidad de comunicarse con espíritus mientras duerme, lo cual la abruma hasta que logra comprender qué le ocurre. Gracias a ello consigue descubrir cosas muy importantes de la vida de James Clark. Incluso, sin ella saberlo, es capaz de comunicarse con el alma de un hijo aún no nacido (teoría que fundamenté en las vivencias similares de mujeres que han afirmado ver a sus futuros hijos y comunicarse con ellos en sueños antes de quedar en estado).

La segunda, a la capacidad de comunicarse con otro alma en sueños para poder transmitirle un mensaje. Todos sabemos que la conexión espiritual entre Alison y Daniel viene de muy lejos, y esto les da a ambos la suficiente capacidad psíquica como para poder comunicarse mentalmente ya sea despiertos o en sueños. Alison logra contactar con Daniel cuando está en apuros y no sabe nada de él; y consigue averiguar en qué condiciones se encuentra.

 


Podéis conseguir la trilogía a través de este enlace:

https://www.amazon.es/Trilog%25C3%25ADa-de-los-enigmas-3-series-de-libros/dp/B09DTJS8MT

Dicho todo esto, acabo por hoy el debate. Soy consciente de que este tema podría dar horas y horas de conversación tanto a nivel científico como a nivel metafísico, pero creo que se ha vertido suficiente información por hoy sobre el tema. Espero que os haya gustado y os haya suscitado el interés de investigar también por vuestra cuenta.

 

¡FELIZ FIN DE SEMANA!

 

Para cualquier duda o consulta:

contactonuriaelisabeth@gmail.com